ABELIA






Se trata de un arbustos semicaducifolios de ramas arqueadas y rojizas, que alcanza 1-1,5 m de altura y pueden llegar hasta los 3 m. (pocas ocasiones). También se cultivan variedades de porte bajo. Las hojas son opuestas, ovadas u ovado-lanceoladas, cortamente pecioladas, margen aserrado. Las flores tubulares de 1-1,5 cm de largo, blanco-rosadas estan dispuestas en inflorescencia en las extremidades de las ramitas ligeramente perfumadas. Después de la floración persiste el cáliz de color rojizo, dandole a la abelia un color rojizo muy llamativo. Florece desde la primavera hasta principios del otoño. Es una planta poco común por su período de floración excepcionalmente largo. Puede plantarse al lado de otras especies, aisladamente e incluso en maceta, pero es mejor que componga masas uniformes o, al menos, que las manchas formadas con ella sean extensas y amplias. 

Su adaptavilidad es muy buena en variadas condiciones. Necesita de un emplazamiento abrigado en zonas de inviernos fríos. Un suelo blando, permeable, bien abonado y no calcáreo. Abono orgánico en primavera y otoño, y un emplazamiento a pleno sol en las zonas templadas y media sombra en climas cálidos. Florece óptimamente a pleno sol, sin embargo en semisombra crece bien, pero florece menos. Riego abundante en verano y moderado en primavera y otoño. Quiere agua abundante, aunque es resistente a la falta de agua. Hay que eliminar hojas y ramas secas a final de la primavera y podar las ramas viejas después de la floración. Son recomendables las podas periódicas, cortando desde la base los brotes vigorosos, pero podemos perder floración. Si deseamos que presente un aspecto compacto o cerrado, podaremos las ramas principales a la mitad de su longitud en invierno o a principios de la primavera.

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